En este artículo abordamos la situación común de relacionarse con personas que tienen miedo al compromiso o un carácter evasivo en las relaciones. Esto es cómo una especie de "inercia" donde la relación no avanza ni retrocede, con altibajos constantes en la comunicación y el contacto.
Estas personas suelen mantener una actitud pasiva, donde "todo está en standby", sin saber bien qué tienen con esa persona. Pueden tener momentos de cercanía e incluso intimidad, pero luego desaparecen y vuelven a aparecer de forma intermitente, sin un rumbo claro. Esto genera mucha incertidumbre y frustración en la otra parte.
La idea clave es que, en estos casos, es importante hacer una pregunta puntual a la persona: "¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Qué esperas de mí?". Esto sirve para interrumpir esa inercia y obligar a la persona a definir sus expectativas y objetivos presentes, evitando que simplemente proyecte o dé por hecho cosas sin analizarlas.
La pregunta busca que la persona tome conciencia de que sus miedos o pensamientos irracionales no pueden determinar la realidad por sí solos, sino que dependen también de otros factores, como lo que tú como interlocutor estés dispuesto a ofrecer. Esto genera mayor seguridad y control de la situación.
Las personas con miedo al compromiso suelen dar por hecho muchas cosas sin cuestionarlas, creando así una "realidad" en su cabeza que no tiene por qué corresponderse con la realidad objetiva. Al hacerles esta pregunta, se les obliga a definir el presente, sin dejarse llevar por inercias y suposiciones.
Además, la pregunta transmite el mensaje de que tú no puedes ser dado por hecho, sino que tienes que ser tenido en cuenta. No se trata de reprochar o ser brusco, sino simplemente de hacer que la persona reflexione sobre sus intenciones y expectativas reales.
En resumen, se trata de una herramienta eficaz para abordar relaciones estancadas por miedo al compromiso. Al obligar a la persona a clarificar sus intenciones y expectativas presentes, se interrumpe la inercia y se genera un mayor control y seguridad en la situación. Es una forma de poner el foco en el aquí y ahora, evitando que los miedos y proyecciones de la otra parte dominen la dinámica.
Es importante no dejarse llevar por la pasividad y la falta de definición, sino de tomar las riendas y exigir que la otra persona se posicione y aclare sus verdaderos deseos y objetivos. Esto permite avanzar de una manera más sana y constructiva en la relación.
Ojo, pero esto no es poner etiquetas ni tratar de definir con un nombre lo que hay, sino más bien definir el porqué se están haciendo ciertas cosas y establecer eso como una meta, pero no ponerles etiquetas, que es algo muy distinto que no es aconsejable con personas evitativas o con miedo al compromiso.
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