A menudo, las personas que tienen este miedo terminan creando una "zona de confort" en la que se sienten cómodas, pero que impide el avance y el compromiso en la relación.
El ejemplo que se pone es el de mantener intimidad sin establecer una relación formal. Esto permite a la persona con miedo al compromiso disfrutar de los beneficios de la cercanía sin tener que asumir mayores responsabilidades. Reforzar esta zona de confort dificulta que la persona supere sus miedos y avance hacia una relación más estable.
Además, señalo que la persona que carece de este miedo al compromiso también tiende a acomodarse a esta situación, ya que le resulta cómoda y evita tener que enfrentar el rechazo o el riesgo de vulnerabilidad que conlleva exigir un mayor compromiso.
En resumen, enfatizo la importancia de no reforzar la zona de confort de la persona con miedo al compromiso, ya que esto impide que pueda avanzar y superar sus temores, lo cual es esencial para establecer una relación sana y duradera.
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