Vaivenes emocionales y cambios repentinos de actitud en personas con miedo. Lo mejor que puedes hacer.

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jueves, 11 de abril de 2019

Vaivenes emocionales y cambios repentinos de actitud en personas con miedo. Lo mejor que puedes hacer.



Cuando estás intentando tener una relación (o ya la tienes), con alguien que padece filofobia o miedo al compromiso, los cambios repentinos de actitud son el pan nuestro de cada día.

Todo va como la seda y con perspectivas de futuro y de repente...todo parece que se enfría de la noche a la mañana.

Es importante comprender el porqué suceden este tipo de "cambios" tan repentinos y el porqué no debes caer en su efecto, o de lo contrario, te entrarán ganas de tirar tu relación por la borda y abandonar ese objetivo de intentar algo con esa persona.

Hoy quiero traerte el testimonio de una persona a la que mi blog ha ayudado en silencio...desde las sombras y que ha conseguido mejorar su relación y entender desde un punto distinto todo este entramado como es la filofobia y el miedo a enamorarse.

Te dejo un resumen de su historia para ver si te identificas con situaciones como la de él y cómo debes hacer las cosas de la forma correcta.


Hace casi un año comencé un nuevo trabajo. Apenas
llevaba poco tiempo cuando una compañera,  con la que sólo había
intercambiado algunas frases, la mayoría relacionadas con el trabajo, se me acercó y comenzamos a hablar. No recuerdo como, surgió el tema de los hijos, y ella me dijo que le gustaría mucho ser madre pero que aún no había encontrado al hombre adecuado para ello. Me preguntó si yo tenía pareja. Le dije que no. También me preguntó por lo que haría el fin de semana. Le dije que saldría con unos amigos a cenar y tomar algo.

Ella es muy atractiva y todos los chicos, como se suele decir “beben los vientos por ella”. Así que, aunque no soy muy lanzado, unos días después le pregunte si tenía novio. Entonces, muy enfadada, me contestó que a mí que me importaba y se marchó. La seguí y le pedí perdón a lo que ella me contestó que tenía novio pero que aunque no lo tuviera jamás se enamoraría de alguien como yo.

Me quede muy sorprendido por su actitud tan diferente entre la primera y la segunda conversación.
Después de dos semanas sin tan siquiera saludarnos hablé con ella y le volví a pedir perdón por preguntarle si tenía pareja, obviando el hecho de que ella me lo preguntó primero. Ella aceptó mis disculpas “por el bien del ambiente laboral”.

Poco a poco recobramos la confianza, incluso el buen humor y las bromas entre nosotros y a otros compañeros.

El primer día de la vuelta al trabajo (solo dos días después) la salude al entrar y ella ni siquiera me contestó, poniendo cara de enfado. Yo estaba muy sorprendido por sus cambios de actitud. Cuando me acercaba para hablar con ella me recibía con un cortante ¡Vete!

Entonces, Antonio, por pura casualidad, encontré en internet tus vídeos y artículos sobre la filofobia. Explicabas, con claridad, no sólo la teoría sobre ese desorden, sino que también exponías casos reales. Hablabas por ejemplo de los repentinos cambios de actitud de las personas con filofobia, de la reticencia a hablar de temas personales, etc. Enseguida lo relacione con lo que le pasaba
a esta chica.

Comentabas también los errores que cometen las personas enamoradas de alguien que sufre esa fobia. Uno de ellos era la contumancia, la insistencia en pedir explicaciones a las personas filofóbicas sobre su comportamiento (¿Qué te he hecho para que me respondas o me trates así?). La persona con esta fobia lo siente como un asedio lo que aumenta su miedo. 

Aquí el que me veía reflejado era yo intentando preguntarle qué había hecho yo para merecer eso.
Recomendabas varias cosas al tratar con filofóbicos/as. Yo me anoté algunas que me repetía como un mantra o como Los Simpson en A3:

1.- Hay que ver las cosas bajo su punto de vista (tú eres una amenaza que le provoca ansiedad).
2.-Se trata de ganar su confianza, no retomar (en mi caso iniciar) de nuevo la relación.
3.- El objetivo es que te cuente su(s) problema(s) y supere sus miedos.

Volviendo al caso particular, estuvimos dos meses sin hablarnos. Un
día, cuando estaba sola, la saludé con un simple “Hola” al que ella respondió con otro, aunque la note algo azorada, nerviosa. Más tarde me acerqué a ella y hablamos sobre el tiempo, etc. Fue una conversación muy breve. Los días siguientes nos saludábamos y ella incluso esbozaba una sonrisa. Cuando nos cruzábamos (yo no iba en su búsqueda para no alterarla demasiado) nos parábamos unos segundos y comentábamos las ganas que teníamos de finalizar la jornada laboral, lo cansados que estábamos, diálogos típicos entre compañeros de trabajo. Yo, y ella tampoco, no hablaba de lo que había pasado. Sólo me centraba en el presente.

Durante esos días los compañeros me comentaban que la notaban mas alegre que últimamente.
Ella empezó a hablarme sobre su familia, hermanos, etc...

Después me explicó que desde hacía unos días sentía nauseas
pero que no llegaba a vomitar y soltó: “Qué complicado es el amor”. La verdad es que no supe que decirle.

En resumen, después de varios altibajos parece que he empezado a ganarme su confianza y desea explicarme sus problemas. O al menos eso espero.

Hasta el Lunes no volveré a verla. Le preguntaré cómo se encuentra y bueno a ver qué pasa. La diferencia con otros casos que mencionas en tu blog es que nosotros no hemos iniciado una relación de pareja pero creo que las situaciones vividas son un reflejo, con sus lógicas peculiaridades de lo que explicas en tu blog. Un blog donde desde el principio no engañas a nadie prometiendo formulas milagrosas para conquistar al amor de tu vida. Incluso llegas a desaconsejar el regalo de tus propios cursos o libros si la persona no está preparada para reconocer que tiene un problema. Esa actitud tan poco común hoy en día es una de las que me decidió a seguir tus consejos.

Gracias Antonio, un saludo.


¿Qué te parece? ¿Te sientes identificad@? ¿Te ha pasado algo parecido y has reaccionado de forma muy distinta?

¿Te gustaría contarme tu experiencia con alguien con filofobia o miedo al compromiso? Aquí estoy para ayudarte.

PD: Gracias por este testimonio y por darme el permiso para compartirlo con las demás personas, tanto con aquellos que tienen este tipo de transtorno y miedos, como con aquellos que de seguro se habrán identificado al máximo con tu situación. Ya sabes que lo que necesites, aquí estoy. Un abrazo.

8 comentarios

  1. Hola Antonio,

    Si los he vivido, estoy de acuerdo en que estos no te han de condicionar y que la forma de tratar estos bajones ha de ser con paciencia y tranquilidad. Pero no explicas, por lo menos en este artículo, a que se deben los mismos... ¿es por su miedo, por su baja autoestima, por su incapacidad emocional a afrontar ciertos temas y saberlos gestionar, por su inseguridad... o por todo un poco? A veces se nos hace difícil el podernos poner dentro de la piel de la persona a la que amamos y tiene este tipo de trastornos.

    Muchas gracias por tu blog, ayuda mucho!!!

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    1. Vale...te doy esa respuesta si me respondes tú antes: "¿En qué te ayuda el saber de donde proceden?" Es decir, me estás diciendo:

      1.- Está muy bien saber qué hacer
      2.- Está muy bien saber qué no hay que hacer
      3.- Pero es más importante saber de dónde vienen

      ¿Es lo que he entendido?

      Yo no tengo ningún problema en explicártelo, pero dime en qué mejoraría antes tu resultado.

      Un abrazo.

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  2. Hola Antonio,

    Creo que si quieres realmente ayudar a una persona a superar este trastorno de ansiedad tan debastador, que ves lo mucho que sufre aun que no lo transmita de forma directa, si es importante saber ponerte en su piel, conocer que le pasa por su mente, ya que sino es asi, se hace imposible poder hacer algo positivo por ella, que le haga avanzar en superarlo o como minimo gestionarlo... en el fondo seria como si un ciego quisiera ayudar a alguien a pintar una acuarela, sin el concepto de lo que es la luz, los colores...se hace imposible realizar tal tarea.

    Entiendo que el autoanalisis es fundamental, y creo que en muchos de tus articulos insistes en esta idea, como quieres hacerme ver en tu respuesta, entiendo que si tu no te sabes ayudar no pretendas hacerlo con los demas... Si dejas que tu ego te ciegue, solo conseguiras buscar tu satisfaccion y tus justificantes, siendo imposible ayudar a nadie.


    Gracias por responder!!!

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    1. Exacto...de hecho, las personas que fracasan en este intento es por sus propios problemas y no por la dificultad del problema del otro.

      Un abrazo y gracias nuevamente por tu aportación.

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  3. Hola Antonio,

    Si no pueden estar con la persona a la que quieren por un miedo disfuncional, ¿Porque casi siempre acaban volviendo? ¿Son conscientes que tarde o temprano volveran a huir?

    Gracias por tu blog, aclara muchas cosas de las que muchos de nosotros vivimos y que no son nada faciles de entender

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    1. Hola:

      Son conscientes que en ese momento que vuelven, están satisfaciendo una necesidad y no se preocupan demasiado por lo de mañana, pero cuando ese "mañana" llega, vuelven a experimentar el miedo.

      Un abrazo y gracias por tus palabras.

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  4. Hola Antonio,

    ¿Es realmente cierto que las personas con este trastorno tienen actitudes previsibles? ¿Suelen seguir un mismo patron?

    Es que la sensacion que tengo en relacion tanto a las actitudes, acciones y forma de expresar sus pensamientos es de caos total!!!

    Muchas gracias por un blog tan esclarecedor para muchos de nosotros, que vivimos este problema desde fuera!!!

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    1. Hola:

      Bueno, es un patrón previsible pero que está moldeado por ciertos "maquillajes" de esa persona...(forma de ser, pasado, creencias, etc...) pero en la base, el comportamiento tiende a ser en la misma dirección a rasgos generales.

      Un abrazo y gracias por comentar.

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