Cuando no quiere nada serio, ¿qué hago? - Personas evitativas o con filofobia

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Cuando no quiere nada serio, ¿qué hago? - Personas evitativas o con filofobia

 


Muchas personas tienen miedo al compromiso, ya sea por experiencias pasadas, inseguridades o simplemente por un rasgo de personalidad. Cuando nos encontramos con alguien así, es fácil caer en la frustración y la desesperación, especialmente si buscamos una relación más seria. 

Según mi experiencia, la clave no está en encontrar la respuesta perfecta, sino en adoptar la actitud adecuada.

Vamos a ver ahora a fondo qué hacer cuando esa persona evitativa o con este tipo de miedos nos dice "no quiero nada serio"


Cuestionando, no explicando


Cuando alguien nos suelta esa frase, la reacción natural suele ser entrar en modo explicativo. Intentamos convencerles, dar argumentos, aclarar malentendidos. Sin embargo, este experto asegura que esa no es la mejor aproximación.


"Lo que suele hacer la mayoría de las personas ante este tipo de excusas y ante cualquier otra, es caer en la narrativa, en la explicación, en las afirmaciones. Y realmente eso no sirve para mucho". 


En su lugar lo mejor es una estrategia mucho más efectiva: cuestionar.


"Lo único que sirve cuando algo no existe es cuestionar su existencia. No te tengo que convencer de ello, no te tengo que explicar mi versión. Simplemente te tengo que hacer ver que, de dónde sacas tú esa información".


Así, en lugar de entrar en discusiones sobre si estamos preparados o no para algo serio, la idea es girar la situación y preguntar a la otra persona: "¿A qué te refieres con algo serio?". De esta manera, le obligamos a concretar y a enfrentarse a la realidad de sus propias afirmaciones.


Desmontar las excusas


El objetivo de esta aproximación es hacer que la persona evitativa entienda que sus excusas no tienen fundamento en la realidad, sino que son producto de sus propios miedos e inseguridades.


"El problema es que la mente nuestra le interesa poner los problemas así de grande para que no podamos definirlos, no podamos concretarlos. Porque si los concretamos, los definimos, lo apuramos y lo centramos, lo mismo nos damos cuenta que no es así de grande o que no existe y no lo hemos inventado".


Por eso, al obligar a la persona a concretar a qué se refiere con "algo serio", se le obliga a enfrentarse a esa realidad. Y es ahí donde se produce el cambio.


"Claro, y aquí viene un problema. El problema es que la mayoría me va a decir 'es que yo ya le he dicho que quiero una relación con con esa persona'. Claro, y ahí está el problema. El que le has pedido algo que esa persona precisamente le da miedo".


En otras palabras, al pedir a alguien con miedo al compromiso que tenga una relación seria, lo único que estamos haciendo es activar sus miedos. Por eso, la solución pasa por eliminar ese concepto y centrarnos en la realidad de lo que está ocurriendo entre ambos.


Mantener la calma y la firmeza


Otra clave fundamental de esta estrategia es mantener la calma y la firmeza. La mayoría de las personas no son capaces de "mantener la boca cerrada y limitarse a una pregunta sencilla, fácil, y esperar a que la otra persona comente".


En su lugar, solemos caer en la ansiedad y sentirnos impulsados a explicar, a hablar sin parar, a intentar convencer a la otra persona. Sin embargo, esa no es la actitud adecuada.


"Tenemos una ansiedad tan brutal que no somos capaces de decir 'me estás diciendo que yo para ti soy un rollo', callarme y no decir nada más hasta que esa persona me responda. Y tampoco somos capaces de, ante lo que me responda, volver a cuestionarlo".


Por el contrario, la estrategia propuesta pasa por mantener una postura firme, pero tranquila. Hacer la pregunta, esperar la respuesta, y volver a cuestionar. Sin entrar en discusiones, sin intentar convencer. Simplemente, obligar a la otra persona a enfrentarse a sus propias afirmaciones.


Un ingrediente positivo


Además de esta aproximación cuestionadora, también te sugiero añadir un ingrediente positivo a la ecuación.


"Oye, que a ver que yo te entiendo, vale, que dices que no estás preparado para algo serio, que no quieres algo serio. Pero tú entiéndeme, es que estás dando por hecho que yo sí lo quiero contigo, y no me gustaría que tomases las cosas así a la ligera, porque no sé por sabes tú que yo sí quiero tener algo serio contigo".


De esta manera, se evita caer en acusaciones o reproches, y se mantiene una actitud abierta y empática. Se reconoce que no se sabe qué es lo que la otra persona quiere, y se le invita a aclarar esa situación.


"Claro, el problema es que si ahí esa persona te dice 'es que tú me has dicho que quiero algo serio contigo', ahí la que le has cagado ha sido tú, vale. No la otra persona que tiene miedo".


Por lo tanto, este ingrediente positivo es clave para evitar generar más rechazo y mantener un diálogo constructivo.


Avanzar sin etiquetas


Finalmente, señalamos que el objetivo no debe ser forzar a la persona a asumir un compromiso, sino avanzar en la relación de manera natural.


"Eso es lo que suele pasar si lo haces bien, que vives una vida mejor con esa persona de pareja, sin necesidad de dar el concepto, la etiqueta o la sensación de que somos pareja. Esa persona, para esa persona, va a ser un alivio total. Y para ti, estás bien, porque vas a estar viviendo y realizando eso".


De este modo, se elimina la presión y la ansiedad por definir la relación, y se permite que esta evolucione de manera orgánica. Esto, a su vez, ayuda a la persona evitativa a superar sus miedos, sin sentirse acorralada.


En definitiva, esta estrategia propuesta es una alternativa mucho más efectiva que las típicas discusiones y explicaciones. Al cuestionar las excusas, mantener la calma y añadir un ingrediente positivo, se logra que la persona evitativa tome conciencia de sus propios miedos, en lugar de proyectarlos en la relación. Y todo ello, sin forzar el compromiso, sino permitiendo que la relación avance de manera natural.

Esto es lo mejor que puedes hacer cuando una persona evitativa o con filofobia o miedo al compromiso te diga que no quiere nada serio.





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